lunes

...todo eso de repente lo hacía sentir pequeño, infinitamente diminuto. Se pregunta, a menudo, cómo se hará para pasar a través de años y años de socialización sin encontrarse deshauciado a mitad de camino. Las cosas que se alejan a su alrededor lo sofocan como el verano encerrado en una lata pequeñísima, como esas en las que se almacena el azafrán. El azafrán que representa miles y miles de hojas pulverizadas al infinitoy aún así cada partícula conserva su color. Se levanta cada mediodía como si el día anterior hubiera sido una semana entera cargada de asuntos. Eso es lo que espera, exactamente veintisiete instantes poderosos que le recorran las venas anoticiándolo de su llegada a un sitio correcto.
Vicente adora las tardes frescas de noviembre.

No hay comentarios: